Cambio climático

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El cambio climático que provocamos los seres humanos con nuestro estilo de vida, amenaza la disponibilidad de agua dulce que necesitamos para vivir, pero parace que no estamos escuchando el llamado de emergencia desde hace más de dos décadas.

¿Sabías que desde 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro se identificaron 3 fenómenos de alto riesgo para la supervivencia de la humanidad? La desertificación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.

Desde entonces comenzaron las alertas y el llamado a actuar rápido. En 1995 se creó la Conferencia de las partes, mejor conocidas como COP y que, cada año reúne a los representantes de los países integrantes de la ONU para hablar, negociar y acordar la mejor manera CONJUNTA de abordar el cambio climático.

Es conjunta porque este fenómeno es global y el planeta lo calentamos todos. Somos corresponsables de que la temperatura suba tan aceleradamente que necesitamos trabajar juntos -sociedad, gobierno y todos los sectores productivos y económicos de todos los países- para dos temas que esencialmente se discuten en cada COP:

  • Mitigación: para analizar cómo disminuimos las emisiones contaminantes que provocan el calentamiento global.
  • Adaptación: para saber cómo nos preparamos para el impacto social y económico que provoca el calentamiento global, ya sea por sequías o por inundaciones.

En esas COP hubo tres momentos cumbre: la firma del Protocolo de Kyoto para que los países ricos se comprometieran a bajar sus emisiones contaminantes; el Acuerdo de Paris para que todas las naciones (ricas y pobres) se comprometieran a impedir que la temperatura del planeta subiera por encima de los 1.5 grados centígrados, y 2 grados a finales del siglo.

En medio de todas estas cumbres de la tierra y las COP, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llamó a sus integrantes en septiembre de 2015 para unir fuerzas y salvar al mundo de sus peores males, y surgió la Agenda 2030 con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyas acciones desarrolladas los siguientes 15 años, garantizarían la sostenibilidad social, ambiental y económica, empezando por garantizar los derechos humanos.

Han pasado 27 años desde que comenzaron las COP y 7 de la Agenda 2030 y a pesar de los llamados de urgencia, estamos perdiendo la batalla contra el cambio climático y cada vez son más las afectaciones al clima que afecta directamente al ciclo del agua:

En México, por ejemplo, llevamos dos años de sequía prolongada. Las estaciones del año se han visto alteradas y ya no llueve en el lugar y la fecha que antiguamente llovía. O llueve de más donde antes no lo hacía con tanta intensidad. Basta ver las inundaciones atípicas en la Ciudad de México, por ejemplo.

“Por acción del calentamiento global, la República Mexicana está viviendo su segunda o tercera sequía más fuerte en toda su historia”, Germán Martínez el director de CONAGUA.

Para empezar, la ubicación del territorio nacional nos hace proclives a la baja disponibilidad de agua. Tenemos el 0.1% del agua dulce del planeta y nuestras regiones son, en su mayoría secas, con temperaturas que superan los 30 grados centígrados:

  • El norte es árido
  • El centro es semiárido; y
  • El sureste es muy húmedo

Luego el calentamiento global, que provoca falta de lluvias y de ciclones en el Golfo de México y en el Atlántico, que llevan agua a las presas y a los cada vez más disminuidos caudales de agua como lagos, lagunas, ríos y arroyos, que están secos o contaminados.

Tenemos 210 presas al 52% de su capacidad, es decir, con 10% menos agua que en otros años.

Si a esto agregamos que la mancha urbana crece aceleradamente porque cada vez somos más personas en necesidad de vivienda, productos y servicios que genera la industria, vamos quitándole zonas arboladas y espacios verdes, necesarios para infiltrar el agua de la lluvia hacia los mantos acuíferos subterráneos y recargar los bancos de agua.

Pero también es cierto que nos falta cultura del agua e inversión en infraestructura como la perforación de pozos; los sistemas de almacenamiento para cosechar agua, para contar con captadores de lluvia a gran escala o en los mismos fraccionamientos.

Y cuando hablamos de infraestructura estamos diciendo que son inversiones multimillonarias que se planean a 50 años, como las presas, y tecnología que pueden adoptar los distintos sectores para no desperdiciar el agua, para poner plantas tratadoras que descontaminan el agua, y para reciclar y reusar el agua que ya no es útil para consumo humano en otras áreas o industrias.

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