El Derecho Humano al Agua requiere de una visión de justicia para aquellas comunidades que hoy no tienen garantizado el acceso a agua de calidad y segura. Una emergencia que no ha sido atendida y que acrecenta las brechas de desigualdad.
En el marco de la discusión para establecer una Ley General de Aguas que gantice el derecho humano al agua y el saneamiento, el Consejo Consultivo del Agua llamará al consenso, para que todos los actores vinculados a la política hídrica, lejos de ser fuente de conflicto, representen la solución.
El CCA se suma a las propuestas que apuestan a mejores políticas públicas, a la transparencia y la rendición de cuentas, a la mirada de largo plazo, el combate a la desigualdad, la seguridad hídrica; así como a la política hídrica sustentable, a la mirada del agua como motor de crecimiento económico, social y de paz.
En 2013 se reformó el artículo 4º constitucional con la idea de garantizar que toda persona tenga derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico, de forma suficiente, salubre, aceptable y asequible.
Esta garantía la tiene que dar el Estado con una ley que definirá las bases, los apoyos, la manera en la que vamos a garantizar ese acceso y ese uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos. Para esto tiene que participar tanto la Federación, como los Estados y los municipios.
Se han presentado varias iniciativas y todas estas leyes hablan en general de cómo se va a garantizar ese derecho a todos los mexicanos, pero no se hace hincapié en cómo resolver este derecho para cerca de 10 millones de mexicanos que hoy no tienen agua un solo día, y que se asientan en zonas rurales o indígenas, periurbanas dispersas que son poblaciones muy pequeñas de 2,500 habitantes en promedio, sin infraestructura e inversiones que atiendan este rezago.
Esto tiene un impacto en términos de justicia social y marginación, en oportunidades de bienestar y progreso. Tenemos décadas en las que no se ha podido avanzar en este rezago social que impacta directamente el disfrute de una vida digna y sana.
La crisis del COVID nos dejó claro que necesitamos disponer de servicios de agua potable y saneamiento para toda la población. Fue claro que sin buenas condiciones de agua, las condiciones de salud pública y de bienestar social, no se pueden cumplir. El agua cruza todos los aspectos de nuestra vida.
El agua es un motor económico importante para el desarrollo, pero sobre todo para la reconstrucción social. Mientras sigamos teniendo este rezago de agua, no van a poder cumplirse otros satisfactores.
Hay estadísticas que hablan de que solo el 14% de la población tiene la garantía de agua 24 horas al día, el restante lo tiene de forma intermitente. Por eso cuando hablamos de implementar el derecho humano al agua implica definir una estrategia adecuada al contexto de México y en su realidad socioeconómica.
Son 185,000 poblaciones de menos de 2,500 habitantes que habitan el 24% del territorio y que bajo muchas condiciones no les vamos a poder garantizar ni la infraestructura, ni los servicios similares a los de una zona urbana.
¿Qué tendríamos que hacer? Pues seguramente atender primero a:
- Las comunidades que hoy no tienen la garantía de acceso al agua y el saneamiento
- Poblaciones vulnerables: las mujeres y las niñas quienes son las principales encargadas de acarrear agua a las comunidades en recorridos de hasta 13 kilómetros en promedio.
Se habla de que los hogares que no tienen instalaciones sanitarias están propensas a enfermedades gastrointestinales. Hay muertes asociadas a nacimientos insalubres al carecer de agua potable, mortalidad materna, muertes neonatales. Estos son rezagos que pueden ser atendidos reducen el tiempo la carga doméstica y la salud de las mujeres. Y les dejaría tiempo para labores productivas, educativas de capacitación y de ocio que no tienen porque son las responsables de acarrear el agua.
Desarrollo progresivo de la infraestructura en aquellas comunidades donde tienes que crearla y también en aquellas comunidades donde hay otro tipo de soluciones para el abastecimiento del agua. Es claro que el derecho humano al agua no se va a garantizar solo con que lo plasmes en una ley, tiene que haber una serie de inversiones para que se pueda garantizar el acceso al agua potable.
Garantizar el derecho humano al agua requiere de esquemas innovadores, descentralizados, modelos de tecnologías y financiamiento alternativo.